Directora de la Escuela de Trabajo Social
«La enfermedad mental afecta a la sociedad entera»
La profesora subraya que la dimensión social «es fundamental para el apoyo y tratamiento de los afectados» por una enfermedad como el trastorno bipolar
María Jesús Domínguez Pachón, directora de la Escuela de Trabajo Social de León, participó en el curso de verano sobre la integración del trastorno bipolar en la sociedad castellana y leonesa que tuvo lugar en la Facultad de Educación. La profesora destacó que la enfermedad y la salud «no son sólo cuestiones de dimensión individual pues afectan a personas, familias, grupos y sociedad en general». Cada uno de ellos -recalcó- debe «ha de reconocer de qué manera le afecta la enfermedad, ser solidario con las otras y hacerse cargo principalmente de su propia responsabilidad». En el caso del trastorno bipolar, la profesora destacó que para afectados y familiares «es importante la información sobre la enfermedad, sus causas y su tratamiento; aprender los síntomas particulares de cómo la persona actúa cuando se está poniendo maníaco y deprimido y pensar en la actuación adecuada», precisó. A su juicio, el éxito o el fracaso de los procesos de integración social depende de la información y de que las actitudes profesionales contribuyan a rebajar la ansiedad y a aumentar la empatía. -¿Qué clase de apoyo social requieren las personas con enfermedad mental? -Lo que es claro es que la enfermedad mental no es sólamente un trastorno que afecta individualmente. En términos generales afecta a toda la sociedad y de forma más cercana a la red de amigos, a la familia y a los grupos sociales. Por tanto, la dimensión social de la enfermedad es un aspecto fundamental dentro del tratamiento y del apoyo que estas personas tienen que tener porque -especialmente afectados, familiares y amigos- tienen que vivir las 24 horas al día. Hoy por hoy donde más apoyo encuentran es en las asociaciones, pero también es necesaria la sociedad porque necesitan tratamientos y una normalidad de vida. -Sin embargo, los enfermos mentales son los olvidados de la discapacidad. -Yo creo que los enfermos mentales sí que tienen que vivir muchos momentos de desamparo y de desprotección, aunque hay que considerar que tienen asociaciones y organizaciones que luchan socialmente por una comprensión mayor del enfermo mental, para que la sociedad sea más flexible y puedan tener acceso a los aspectos normales de la vida, desde el trabajo, al ocio y los tratamientos que necesiten. Aunque hay una responsabilidad pública, que se va haciendo cada vez más grande, las asociaciones tienen un papel muy grande de reivindicación, de conocimiento y también de apostar por estas personas. Cuando se las define por la enfermedad se las clasifica, pero es importante no olvidar que son personas y pueden desenvolverse como los demás. -¿Son las asociaciones las que 'tiran del carro' y visibilizan de los problemas de la enfermedad mental en lugar de la sociedad? -Sí, sobre todo las asociaciones están integradas por familiares y por amigos, por personas a quienes les interesa mucho el enfermo o afectado. Son personas muy luchadoras porque ellos mismos tienen que reforzarse y prepararse para tratarlos. Como además son personas muy queridas para ellos luchan para que tengan una vida más normalizada. Para que los prejuicios y los estigmas se vayan diluyendo porque el miedo es muy malo, te frena mucho; y a la sociedad también le pasa. -¿Qué responsabilidades tienen que asumir los afectados? -No pueden desentenderse pues tienen una parte muy importante en este proceso de cambio social; ni refugiarse en sí mismos y cerrarse, por muy dura que sea su situación hay una parte que les corresponde. No pueden sólo esperar a que la sociedad cambie. Ellos también tienen energía y capacidad y han de fortalecerse para establecer relaciones positivas.