Diario de León

Las patologías del bienestar

Convertir la vejez o la menopausia en una enfermedad es un síntoma del «malestar» de las sociedades desarrolladas, según concluye la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria

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efe | redacción

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Los países ricos se han revelado como sociedades del malestar porque sus ciudadanos se sienten más enfermos, lo que hace que se mediquen más y el gasto sea insostenible, una situación que analizará el informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Espas). Así lo afirmó José Manuel Repullo, presidente de Espas, que integra una decena de sociedades relacionadas con la salud de la población. Repullo explicó que la salud en las sociedades opulentas y la medicalización del malestar será revisado en dicho informe, ya que la población de las sociedades desarrolladas es más longeva pero está más enferma que los ciudadanos de los países menos desarrollados debido, en gran medida, a la alta competitividad. Las poblaciones más ricas tratan de combatir sus males con medicamentos y el ciudadano hasta pierde el control sobre sí mismo, lo que además de incrementar el gasto «quema» a los profesionales, pues son incapaces de responder a la salud eterna que piden los pacientes, explicó. Además, la población tiende a creer que la vejez o la menopausia son enfermedades en vez de etapas de la vida, a lo que se suma el hecho de que muchas dolencias tienen un gran componente social, como son las generadas por accidentes de tráfico, el sedentarismo o la obesidad. La situación se ve empeorada por la falta de relaciones personales y porque las tragedias se tratan de solucionar en los despachos de los sicólogos, que sustituyen una función que tradicionalmente ha sido de la familia y los amigos. Medicamentos inútiles Repullo aseveró que los medicamentos no pueden curar una crisis cultural que queda reflejada en los datos de maltratos, acoso laboral, fracaso escolar, contratos precarios, salud mental, dependencia o suicidios. La sociedad debe comprender que de estos factores depende la salud y que «hay que hacerse cargo de la vida», tratar de dirigirla, tomar opciones y asumir riesgos. Entre las sociedades desarrolladas hay diferencias, pues en el caso de Estados Unidos la competitividad alcanza el grado de exageración, como se puso de relieve durante el desastre de Orlando, pues la falta de perspectiva colectiva de los problemas hace que el individuo se vea solo, consideró. En Europa, prosiguió, la situación no alcanza los niveles norteamericanos y en países más pobres, como Pakistán, las respuestas son más solidarias, mientras España está encuadrada en los países latinos, que se basan en la familia como recurso integrador. Sin embargo, ello trae aparejado el problema del peso que cae sobre la mujer, que soporta los roles de cuidadora y trabajadora, algo que es necesario solucionar porque «no es sostenible». El I Congreso Espas, presentó el avance de su informe 2006, con asuntos sobre inmigración y la salud sin fronteras.

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