Diario de León
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El cómic puede ser el eslabón perdido entre la lectura escolar y la lectura adulta. Las estadísticas dejan claro que lo que más les gusta leer a los niños leoneses son los cómics. De hecho, el libro más prestado en la sala infantil de la Biblioteca Pública de León es ¡Rapto tremendo!: una aventura de Mortadelo y Filemón , de Francisco Ibáñez (Ediciones B). Padres y educadores comparten la misma ilusión: que los hijos y los alumnos se apasionen con el libro, con el convencimiento de que la lectura hace a las personas más fuertes, capaces de enfrentarse al mundo, más libres. No hay reglas. No hay tiempos fijos ni temas preferentes. Cada pequeño lector elige su momento, la cantidad de lectura y el libro que necesita. Lo que sí parece claro, según los especialistas, es que un niño que lee fomenta unos valores diferentes a otro que no lo hace, «aunque la lectura no sea el único medio de adquirir valores», asegura Fromesta. Nada consiguen unos padres que no enseñan con el ejemplo. «Si los padres no leen es difícil que los niños sean lectores, aunque para suplir esa carencia están los colegios», dice esta bibliotecaria. El placer con la lectura no es algo que se consiga inmediatamente. A veces es necesario leer varias páginas para «engancharte» con la historia. Hay que hacer ver al niño que con la lectura disfrutará mucho, pero que no espere encontrar lo mismo que con un juego dinámico. Cuando se invita a un niño a leer y se le prometen placeres equivocados, la lectura resaltará decepcionante. «Hacer deberes es aburrido, si la lectura se convierte en un deber más el niño se aburrirá y terminará odiándola», dicen los especialistas, «hay que reservar en casa un espacio para los libros y enseñarles a usarlos tal como se enseña a coger los cubiertos o se explican el resto de las normas de educación».

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