Somos Más crece
La fundación puesta en marcha por dos leoneses en México hace ocho años dedica programas de atención a las personas de la Tercera Edad con escasos recursos Las videoconferencias, método
Ocho años de trabajo en México les han servido para tener un proyecto encauzado y una reconocida labor para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Siete centros en funcionamiento y mil «adultos mayores» que se benefician de los talleres que se organizan en las instituciones de emigrantes españoles en México es el resultado de un proyecto en auge que tiene la vocación de dar cobertura a las necesidades de un colectivo de personas de la tercera edad que, además presta una especial atención a las personas más desfavorecidas. Los leoneses José Antón Acevedo, secretario general de la Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales de la embajada en México en los últimos 14 años, y Javier Robles Cueto, empresario siderometalúrgico que emigró a México hace 26 años, son dos de los responsables que trabajan en la fundación Somos Más que se desarrolla en el país azteca. Acevedo, ideológo y fundador del proyecto recuerda que los inicios no fueron fáciles: «Empezamos en el año 96, con un presupuesto prometido de cinco millones de pesetas que nunca llegó, pero aún así el proyecto salió adelante hasta desembocar en la fundación Somos Más, que funciona gracias al trabajo de muchos profesionales que de forma voluntaria y altruista prestan sus servicios a la comunidad de personas mayores». Los principios no fueron fáciles porque había mucha ilusión, pero poco dinero. «En México no es como en España. Allí no existe, desde el Gobierno, el mismo nivel de protección social, ni remotamente, del adulto mayor. En España, las políticas para la tercera edad están financiadas mayoritariamente con los fondos públicos y, además, se cuenta con la participación de oenegés que tratan de cubrir las necesidades de ese sector de la población. En México es diferente. El espacio de los adultos mayores mexicanos es como un páramo, porque ni la financiación pública que se destina a cubrir las necesidades de, como dicen allí, la gente grande, es mínimamente suficiente, ni las políticas sociales dirigidas a este sector de la población tienen el mismo carácter prioritario frente a las necesidades de más de 42 millones de personas que viven en la pobreza, según estimaciones del gobierno del presidente Fox», asegura Acevedo «Pero la situación del colectivo de las personas mayores de la emigración no era mucho más halagüeña. Gran parte de las instituciones fundadas en su día por los emigrantes españoles se quedaron ancladas en el pasado o su nivel de actividad estaba mayoritariamente dirigida a jóvenes y a los adultos, pero no existía una oferta específica de actividades para la tercera edad», comenta Javier Robles. El aprovechamiento de las instalaciones de las entidades de emigrantes españoles sirvió para que inicialmente arrancara el funcionamiento de tres centros con la esperanza de, a corto plazo, contar con el apoyo de subvenciones del Gobierno español que garantizasen la viabilidad del proyecto y que, desde el primer momento, sirvieron para que las personas mayores volvieran a tener protagonismo y, además, se produjera el efecto llamada entre sus hijos y nietos. Los centros de la Tercera Edad han funcionado bajo las directrices de la Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales de la embajada de España en México sobre la optimización de gasto público, cantidad y calidad de los servicios mínimos que deben prestarse a los adultos mayores, criterios de reparto de los gastos y , en general, cualquier instrucción para perfeccionar la protección social de estas personas. Pero la única persona realmene involucrada en el proyecto era Antón Acevedo. «Afortunadamente, tuve la suerte de poder contar con apoyos muy importantes. De una parte, con las trabajadoras sociales que cada año, de julio a diciembre, llegaban a la Consejería como personal de apoyo que dedicaba parte de su tiempo de trabajo a los centros de la Tercera Edad. También conté con el importantísimo apoyo de amigos, que, voluntaria y altruistamente, entendieron desde el primer momento, la importancia de la labor social que se podría realizar y han colaborado conmigo sin reservas en estos años», puntualiza José Antón, que dirige el equipo de Mi Desafío, «así nos dio por llamarnos a los que estamos llevando la carga del proyecto, el mismo nombre que tiene la página web de la Fundación Somos Más», dice Javier Robles.