| Crónica | Los recovecos de la mente |
La infancia feliz es un mito
El suicidio es la tercera causa de muerte en los adolescentes. Más de la mitad de las enfermedades psiquiátricas se generan en los primeros años de vida, según los especialistas
María Jesús Mardomingo es uno de los nombres que se escriben con mayúsculas en un campo que requiere un don especial: la psiquiatría infantil. Lleva años entregada a explorar los complicados recovecos de la mente de los más pequeños y asegura que los laberintos de los menores son cada vez más intrincados. Jefa del Servicio de Psiquiatría de Niños y Adolescentes del Hospital Gregorio Marañón, su afán por trabajar con adolescentes e infantes le ha empujado a presidir la Asociación Española de Psiquiatría Infantil y Juvenil. «Esta especialidad es una de las más duras porque las historias de los pacientes se te quedan grabadas en el corazón». Cada vez son más los menores que sufren trastornos psiquiátricos de todo tipo, por lo que se está quedando desfasado el mito recurrente de la infancia feliz. «Ahora la niñez ya no se evoca siempre de forma nostálgica como esa etapa idílica en la que no hay problemas». Y alerta sobre esta circunstancia argumentando que «más de la mitad de las enfermedades psiquiátricas se generan durante la infancia», por ello «cualquier trastorno debe ser tratado cuanto antes». Para Mardomingo las causas que subyacen a estos trastornos no están del todo claras porque «son muy variadas y difíciles de definir». La psicóloga reconoce que actualmente «hay una actitud social muy generalizada de permisividad respecto a los niños y los jóvenes». En nuestra sociedad los problemas con menores se multiplican: anorexias, trastornos de la personalidad, depresiones o incluso el dramático suicidio infantil. A pesar de esto son pocos los progenitores que se atreven a enfrentar este tipo de problemas con la ayuda de profesionales. Hermetismo Una de las dificultades principales para tratar estos casos es saber identificarlos. Los pequeños y los adolescentes «no suelen contar sus problemas a sus padres y los interlocutores son sus amigos o la pareja». La psicóloga emplaza a los padres a preguntar a sus hijos y a preocuparse por los cambios en el comportamiento. «Hay que comenzar a sospechar cuando vemos a un joven que está triste, o cuando observamos a un adolescente que busca el aislamiento y evita el contacto con los adultos, o se enfada por todo, o llora por todo, o deja de comer, o tiene trastornos del sueño», apunta Mardomingo. Ante cualquiera de estos síntomas la psicóloga aboga por perder la reticencia a consultar a los profesionales. En el campo de la psiquiatría infantil se funciona de forma muy similar al resto de la medicina. «Cada enfermedad tiene su tratamiento ideal, el más eficaz», apostilla Mardomingo. En primer lugar está la psicoterapia, necesaria para que el niño entienda qué le pasa y cómo lo puede evitar. Después el asesoramiento a la familia que en ocasiones incluye también terapia familiar. En tercer lugar, el tratamiento farmacológico, que, como recuerda esta psiquiatra «en determinadas enfermedades resulta muy eficaz, aunque no en todas». Un cuarto aspecto es el de la colaboración con el colegio de los pacientes. Excesiva permisividad Precisamente en los centros de estudios se están disparando los problemas de acoso escolar, también denominado bullying . María Jesús Mardomingo reconoce que los casos de violencia en las aulas «siempre han existido», pero ahora el menosprecio entre los niños y adolescentes «es más intenso». «Antes las normas de funcionamiento en la escuela frenaban enseguida las tendencias sádicas, pero ahora no perciben esa censura social, e incluso maltratar está bien visto entre sus compañeros». Otro de los problemas en alza es el de la anorexia. Mardomingo hace referencia a casos muy duros registrados en niñas de incluso siete años. «Desde los cinco años empiezan a ver en todas partes que la delgadez es un valor en alza». La psicóloga recuerda que los chicos interiorizan estos valores estéticos de delgadez y de metrosexualidad, «lo cual, a su edad, es muy peligroso». En referencia al tema tabú del suicidio infantil, la doctora recuerda que es la tercera causa de muerte entre los adolescentes. A veces hay una depresión previa, una esquizofrenia o una enfermedad bipolar, pero muchas veces lo que ellos cuentan es que están viviendo una situación existencial que les resulta insoportable, de la que la única manera que ven de escapar es mediante el suicidio>. También el factor genético es de vital importancia. «En los comportamientos suicidas y depresivos puede haber un componente genético determinante». Siempre se asocian los problemas de los pequeños a una mala educación o a una conflictiva situación familiar. «El binomio maltrato-alcohol es uno de los más mencionados, pero no es necesaria esta combinación para que se engendren problemas», subraya. Muchas veces son situaciones conflictivas en la familia que se mantienen a lo largo del tiempo; situaciones en las que los adultos «tal vez no prestan importancia pero en la que los hijos no ven salida e interiorizan que son responsables, culpables de lo que pasa», subraya. A pesar de toda este conglomerado de trastornos que amenaza a los más pequeños, Mardomingo recuerda los altos índices de curación en los menores que son tratados de forma adecuada y rompe una lanza a favor de los niños con problemas psiquiátricos. «Se los ve como seres extraños, raros, incluso vergonzantes, cuando en realidad son personas generosísimas y de una bondad extraordinaria». Ansiedad El presidente del Colegio Nacional de Psicólogos, Francisco Santolaya, aseguró en San Sebastián que el 25 por ciento de la población padecerá ansiedad en algún momento de su vida. Santolaya, quien participa en un curso de verano organizado por la Universidad del País Vasco, puso de relieve la existencia de terapias psicológicas y farmacológicas muy eficientes para tratar esta enfermedad.