Las escuelas de familias refuerzan comunicación y control emocional

Ser madre o ser padre es una de las tareas más complicadas de la vida. Y aún resulta más difícil en una sociedad que ha roto con una larga tradición de autoritarismo. Pasar del exceso a la ausencia de autoridad tiene un coste muy alto: crear niños y niñas con el «síndrome del emperador», subraya Silvia García, psicopedagoga del Plan Municipal sobre Drogas de León. Las escuelas de familias del programa de prevención entrenan a padres y madres en la gestión de normas y el control de las emociones para fomentar conductas saludables tanto en lo físico como en lo emocional. Fundadas en 1999, en lo que va de curso han atendido en la capital a 196 personas en diecisiete centros educativos, lo que significa un notorio incremento respecto al curso pasado que, en todo el curso, llegaron a 174 personas y trece colegios. El aumento de la participación de la figura paterna y la creciente presencia de abuelos y abuelas en estas escuelas denota, según el equipo del programa de prevención, «los cambios sociales y familiares que se están produciendo en la educación». Como novedad, las escuelas han incorporado este curso una serie de monográficos cuya finalidad es fomentar en las familias «hábitos saludables físicos y emocionales para que a su vez puedan transmitirlos a sus hijos e hijas y así ser un modelo positivo de buena salud». Ideados a partir de sugerencias y necesidades familiares, destacan los talleres de emociones, premios y castigos, comunicación y resolución de conflictos, publicidad, adolescencia y uso responsable de medicamentos. El equipo de prevención incide en la importancia de reforzar estas habilidades porque «todos los agentes externos ejercen una gran influencia sobre la educación de hoy en día», desde los medios de comunicación, a Internet, la publicidad, el grupo de iguales y las nuevas situaciones familiares».