Las farmacias se están abasteciendo de los nuevos polvos que sustituyen al pinchazo
Los especialistas recetarán insulina inhalada sólo a algunos diabéticos
El nuevo tratamiento contra la diabetes requiere un entrenamiento por parte del enfermo Obesidad y sed
«La insulina inhalada es el cambio más importante de los últimos veinte años para tratar la diabetes, aunque todavía hay que perfeccionarlo». Quien así opina es el jefe de servicio de Endocrinología del Hospital de León, Isidoro Cano, que advierte de que el nuevo tratamiento no está aconsejado para todos los pacientes diábeticos -aproximadamente el 6,5% de la población general-. «El porcentaje de enfermos que se pueden beneficiar de este tratamiento todavía no está claro» -afirma Cano- «hay que tener en cuenta varios condicionantes». El medicamento es de diagnóstico hospitalario y sólo puede ser prescrito por un médico especialista a enfermos mayores de 18 años diagnosticados de diabetes mellitus tipo 1 que no presenten contraindicaciones que valorará el facultativo. También podrán optar por esta nueva terapia los pacientes mayores de 18 años con diabetes mellitus tipo 2 que presenten lipodistrofia (trastorno en el metabolismo de las grasas), o pacientes que incumplen reiteradamente el tratamiento debido a una fobia insalvable a pincharse la insulina. Los especialistas leoneses todavía no han recetado la nueva terapia. Una de las razones es porque el anuncio público por parte de Sanidad pilló a las farmacias desabastecidas de Exubera, nombre de los polvos que comercializa Pfizer. Además, la administración de este tratamiento requiere de un aprendizaje previo, «son medicamentos nuevos, que precisan una vigilancia estricta en pacientes adiestrados en su manejo», afirma Cano. Para este especialista, el dispositivo por el que se inhala la insulina no es ergonómico, «aunque éste se irá perfeccionando con el tiempo». Casi un 7% de la población de León es diabética, enfermedad directamente relacionada con la edad. «Es una patología prevalente en la población envejecida, sobre todo a partir de los 65 años», afirma Cano. El médico informará al paciente de forma clara y exhaustiva de los riesgos potenciales del consumo de la insulina inhalada, especialmente de las incertidumbres sobre la seguridad a largo plazo. El enfermo tendrá que ser correctamente instruido en el la administración y cálculo de la dosis apropiada y espirometrías periódicas.