Los niños, mejor descalzos hasta que dan sus primeros pasos
Las mismas precauciones que hay que tomar en los adultos hay que aplicarlas a los frágiles pies de los bebés. Los especialistas aconsejan no calzar a los más pequeños de la casa con un zapato rígido. Hasta que el niño empieza a dar sus primeros pasos lo mejor es cubrirle los pies con los patucos, para protegerlos del frío, «en verano, lo mejor es descalzarlos y que estén con los pies al aire», afirma Luis Ramos. Sin embargo, cuando empiezan a dar sus primeros pasos hay que tomar otro tipo de precauciones, siempre apostando por el mejor zapato que facilite la traspiración, que no sea rígido, que deje libre el tobillo y un poco reforzado por detrás para que mantenga alineado el retropie. El zapato del niño pequeño tiene que ser ancho para favorecer la movilidad de las articulaciones metartasofalángicas (la unión de los dedos con el resto del pie). «Los padres tienen que tener siempre la idea de que caminar descalzo es bueno, sobre todo en verano y por la arena, eso es lo ideal y es un ejercicio fabuloso». Los especialistas alertan a los padres de que no se aventuren a comprar plantillas para el calzado de sus hijos. Lo mejor es consultar con un especialista que les aconsejará la medida más adecuada para cada problema infantil. «Muchos niños llevan plantillas que no necesitan, porque están indicadas para pies planos, laxos, que en la mayoría de los casos va a evolucionar bien sin necesidad de utilizar estos instrumentos, lo mejor es consultar antes de tomar una decisión equivocada», asegura Luis Ramos. Los últimos avances Las técnicas quirúrgicas semiinvasivas son las principales novedades quirúrgicas para el tratamiento de las dolencias de pies y tobillos. La principal patología de los tobillos son las lesiones traumáticas como los esguinces. Los nuevos avances quirúrgicos permiten utilizar la cirugía mínimamente invasiva, como los implantes, así como las prótesis. Lo más novedoso es la fijación de diferentes lesiones en el tobillo al pie con la colocación de clavos especiales -retrógrados-, que se introducen por la planta del pie. Sin embargo, lo mejor es la prevención desde la infancia para evitar enfermedades ortopédicas que podrían evitarse con unos sencillos cuidados, como la utilización de un calzado adecuado, caminar por terrenos lisos, una buena higiene y para los diabéticos, controles periódicos para evitar úlceras e infecciones.