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Prohibido en España desde el 2001 Vinculan el abuso de cafeína con el aborto espontáneo

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C. Tapia - león colpisa | washington

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En diciembre del 2001 España se adelantaba al plazo máximo previsto por la UE y prohibía la comercialización y la utilización de crisotilo (amianto blanco), el único tipo que todavía era legal en España. Las variedades más perjudiciales para la salud -el amianto azul y el amianto marrón- fueron prohibidas en España en 1984 y 1993, respectivamente. La Orden Ministerial, aprobada el 7 de diciembre del 2001, establecía un plazo de seis meses para su entrada en vigor, pero introducía una prórroga de seis meses más para la comercialización de los productos ya fabricados. Los plazos quedaron así: el 15 de junio del 2002 entró en vigor de la prohibición de fabricar productos que contuvieran amianto. Hasta el 15 de diciembre del 2002 se podían comercializar e instalar productos con amianto fabricados antes del 15 de junio del 2002. Fue el 15 de diciembre del 2002 cuando se produjo la prohibicióni de producir, comercializar e instalar amianto y productos que lo contengan. El amianto, sustancia mineral natural (silicato fibrosos) por sus propiedades fisico-químicas (aislante térmico y acústico, resistencia a la fricción, resistencia a agentes químicos, baja conductividad eléctrica) y bajo coste, se ha utilizado desde los años 60 en la fabricación de muchos productos, la mayoría de los cuales permanecen instalados como material de construcción en muchas edificaciones (placas de falso techo, fibrocemento, protección ignífuga, aislamiento térmico y acústico, pavimentos). El peligro que entrañan estos materiales de construcción que contienen amianto depende de su friabilidad (facilidad de liberar fibras de amianto al aire). Aún con la prohibición total del amianto, el mayor riesgo de exposición está en sectores que realizan trabajos de demolición de construcciones, retirada de amianto de edificios e instalaciones, gestión de residuos, desguace y mantenimiento y reparación en edificios. Las elevadas dosis diarias de cafeína durante el embarazo incrementan fuertemente el riesgo de sufrir un aborto espontáneo, según un estudio divulgado el lunes en Estados Unidos y que confirma con más claridad los resultados de trabajos anteriores. Para estar seguras, las futuras madres deben evitar las bebidas de cualquier tipo que contengan cafeína durante los primeros cinco meses de embarazo, indicaron los investigadores en un estudio divulgado en el American Journal of Obstetrics and Gynecology. La percepción de que las mujeres embarazadas podrían estar poniendo en riesgo a sus bebés por consumir grandes cantidades de cafeína a diario no es nueva. Estudios previos han sugerido que el consumo de tres tazas de café o 300 miligramos de cafeína por día, supone un elevado riesgo de perder al hijo que esperan, comparado con mujeres que evitan ese estimulante. Pero se observaba que muchas veces las náuseas matinales y los vómitos provocados por el embarazo llevan a muchas mujeres a evitar consumir bebidas que contengan cafeína, indicó el doctor De-Kun Li, del centro Kaiser Permanente, un importante grupo de cuidados hospitalarios y de investigación con fines no lucrativos, principal autor de este estudio. «Este estudio refuerza el vínculo entre cafeína y aborto espontáneo al estudiar por primera vez sólo a las mujeres embarazadas que continuaron consumiendo bebidas con cafeína», indicó el médico. Estudio El estudio analizó 1.063 mujeres embarazadas durante dos años (1996-1998). Las mujeres del grupo que consumían a diario al menos dos tazas de café o cinco latas de soda con cafeína, el equivalente a 200 miligramos de cafeína, tenían más riesgos de sufrir un aborto espontáneo que aquellas que no absorbían cafeína, reveló el estudio. Para las mujeres que consumían menos de 200 miligramos por día, el riesgo de perder su feto era también un 40% mayor que el de quienes no bebían bebidas con cafeína. El riesgo parece bien vinculado a la cafeína dado que el consumo de cafeína proveniente de otras bebidas como el té, refrescos o chocolate caliente también muestra un aumento comparable del riesgo, precisaron los autores del estudio.

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