Cerrar

| Reportaje | La LSE se expande al mundo oyente |

Gestos para trabajar e integrar Una lengua con mucha sal

Un grupo de personas en paro siguen en León un curso de 500 horas para iniciarse en la comunicación con Lengua de Signos Española (LSE), propia de las personas sordas

Fernando Javier García posa con las personas en paro dibujando su nombre con un gesto en LSE

Publicado por
A. Gaitero - león a. g. | león
León

Creado:

Actualizado:

La Lengua de Signos Española (LSE) se considera la «lengua natural» de las personas sordas y remonta sus orígenes al siglo XVI, cuando el monje benedictino don Pedro Ponce de León enseñó a comunicarse a los niños sordos que tenía a su cargo con las señas que utilizaban en sus monasterios en épocas de obligado silencio. Sin embargo, las lenguas de signos españolas (en Cataluña tienen lengua de signos propia) no han tenido reconocimiento oficial hasta el mes de octubre de 2007. El 23 de octubre se aprobó la ley 27/2007 que reconoce las lenguas de signos españolas y regula los medios de apoyo a la comunicación oral de las personas sordas, con discapacidad auditiva y sordociegas. Desde entonces, la LSE se ha propuesto romper la barrera del mundo oyente y salir de su «recusión» secular en el mundo de las personas sordas. El bilingüismo es ahora su horizonte. «La sociedad debe ser bilingüe», defiende el presidente de la Asociación de Personas Sordas de León, Fernando Javier García Rodríguez. «Con el bilingüismo las personas sordas tendremos más capacidades y más posibilidades de acceder a la universidad», apostilla. Los «puentes» de comunicación de profesionales intérpretes son insuficientes para la vida cotidiana, aunque necesarios, en reuniones, conferencias, juzgados, hospitales... Allí donde la seguridad en la comunicación es una cuestión de vital importancia. Para el día a día, las personas sordas reclaman que el mundo oyente disponga de las herramientas más básicas para comunicarse. La primera institución que entendió este mensaje fue el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), pionero en ofrecer formación a su plantilla -especialmente a quienes trabajan de cara al público- en Lengua de Signos Española (LSE). «Fueron pioneros en España y también en León», apostilla el presidente de la Asociación de Personas Sordas San Juan Bautista de León. El Ayuntamiento de San Andrés del Rabanedo, la Diputación, la Junta, el Ayuntamiento de León también han desarrollado cursos básicos en LSE dirigidos al personal de oficinas. Personas en paro son las destinatarias del último curso de esta lengua gestual y signada que se celebra en León. «Es una forma de que estas personas amplíen su curriculum para tener más posibilidades de encontrar un trabajo, pero también para conocer la cultura de las personas sordas», aclara Fernando Javier García, en este caso como profesor del curso, el segundo dirigido a personas en paro en León, cuya duración es de 500 horas. La mayoría de participantes proceden del ámbito educativo, en particular de la educación especial. Si la educación y la administración pública son ámbitos cruciales para la supresión de las barreras comunicativas, no menos importante es el mundo del comercio, la hostelería, el ocio y el tiempo libre. Llevar un curso de LSE al mundo de la búsqueda activa de empleo es el primer paso para que los empleadores puedan optar por «contratar a personas que eliminen las barreras de comunicación en su empresa», apostilla el profesor. El aprendizaje del alfabeto dactilológico y los signos propios de la LSE supone también una «inmersión profunda» en la cultura de las personas sordas. Se aprende a llamar a una persona sorda tocándola suavemente en el hombre y sin dar voces, como se hace erróneamente; que sus despertadores no suenan, pero vibran bajo la almohada o que para brindar chocan las manos en lugar de las copas. El curso forma parte de la oferta formativa del Ecyl y está subvencionado por el Fondo Social Europeo . Durante la fase teórica se imparte en la academia Focyl pero su objetivo es que las personas que participan puedan realizar las prácticas en empresas y conseguir un contrato de trabajo. La lengua de signos es el principal vehículo de comunicación de una parte muy significativa de las personas sordas y es un «rico» ingrediente para mejorar la comunicación no verbal de las personas oyentes. Los ojos, el tacto y los movimientos de la cara y las manos forman un conjunto muy expresivo. Su «orquestación» para componer palabras y frases facilita a las personas oyentes que la practican en grupo un clima «familiar y amistoso» con más rapidez que en cualquier otro curso de formación. En los cursos de LSE hay que ponerse de pie para practicar, se aprende en círculo y la complicidad con el profesorado y el resto de participantes es crucial. «Al principio hacíamos los gestos de manera muy tímida y con vergüenza. Así que Fernando cada poco nos hacía el gesto del salero encima de la cabeza. Nos faltaba la sal», explica una de las alumnas. Pero después de varias semanas de prácticas el profesor «ya no tiene que usar el salero», aclaran alumnos y alumnas. Es más, el afán por aprender no se acaba en las cuatro paredes del aula de la calle Campanillas: «Para practicar intentas enseñar a quien tienes a tu lado las cosas que vas aprendiendo», de modo que sus familias y amistades ya no son ajenas en absoluto a la nueva herramienta de comunicación. Para Sara Castro, una de las alumnas, aprender esta nueva lengua era una asignatura pendiente: «En el colegio tuve compañeros sordos y nunca pude llegar a comunicarme bien con ellos, a relacionarme». Ahora es maestra especialista en Educación Especial y sabe que a lo largo de su carrera el manejo básico de la LSE puede ser una herramienta fundamental para trabajar con su alumnado. Enriquecer su curriculum para encontrar trabajo con más facilidad, mejorar la atención a las personas con las que ya trabajan y curiosidad por una cultura desconocida, pese a ser tan cercana, son los motivos por los que asisten cada día a clases de Lengua de Signos Española.

Cargando contenidos...