Reportaje | C. tapia
El 8% de los leoneses, en su mayoría mujeres, padecen nódulos de tiroides
La provincia tiene una de las tasas de incidencia más altas de España y los últimos avances en cirugía mínimamente invasiva permiten curar el 90% de los cánceres
El cáncer de tiroides es el tumor endocrino más frecuente. Los datos epidemiológicos sitúan la zona occidental de la península, con la provincia de León incluida, en una tasa de incidencia superior a la media. En España se dignostican 1.000 casos anuales. El 8% de la población adulta desarrollan un nódulo de tiroides y la mayoría de los casos detectados los sufren las mujeres. En España se diagnostican 1.500 nuevos casos anuales. Los especialistas evidencian en las consultas un aumento de la incidencia de esta patología que sólo entre un 5 y un 10% resulta cancerosa. «No sabemos si el incremento de los casos se debe a que hay realmente un aumento del cáncer de tiroides o porque los avances con los que contamos permiten diagnosticar casos que antes pasaban desapercibidos», explica el doctor Pablo Casas Rodera, del servicio de Otorrinolaringología del Hospital de León, que ha participado recientemente en el congreso mundial del cáncer de tiroides celebrado en Toronto, Canadá.
El pronóstico del cáncer de tiroides es «excelente», según Casas, ya que la mayoría son curables con la cirugía. Se estima que, a largo plazo, las tasas de supervivencia alcanzan aproximadamente el 85 ó 90%. En la mayoría de los casos, la patología se inicia con un nódulo tiroideo, una lesión con forma de bulto que aparece en el cuello. Pero no todos acaban convirtiéndose en cáncer. ««Todo lo contrario» -”puntualiza el doctor Casas-” «la mayoría de ellos son benignos». Estos nódulos no afectan a la función tiroidea y, por tanto, son asintomáticos. Sale a la luz con ecografías cervicales, resonancias magnéticas o TAC.
Aunque en algunos casos la patología puede tratarse farmacológicamente por el especialista en endocrinología, ante la sospecha de cáncer es preciso una intervención quirúrgica «cuando conocemos la existencia de un cáncer por unas pruebas diagnósticas, cuando el nódulo mide más de cuatro centímetros o en situaciones de incertidumbre sobre su malignidad. También en el caso de pacientes con antecedentes familiares. Podemos ofrecer una cirugía mínimamente invasiva y con una incidencia de complicaciones muy baja».